ADEMÁS DE SERLO, PARECERLO.
Establecer una estrategia de comunicación con nuestros acreedores es clave para obtener crédito y rebajar su coste:
Podemos debatir sobre qué tiene más importancia para llevar a cabo una idea, que esta sea brillante o saber transmitirla a los demás. Pero todos estamos de acuerdo en que saber comunicar nuestra realidad y adaptar nuestro mensaje y canal a cada una de la partes es crucial; no solo para acercar-nos a nuestros clientes de forma efectiva y vender más, si no a cualquiera de los agentes con los que la empresa se relaciona. Y la financiación empresarial no es una excepción.
En el área de la financiación externa, las empresas tratan básicamente con 3 agentes, que en realidad son 4: Los inversores, las instituciones financieras de crédito, principalmente bancos aunque cada vez hay más y de naturaleza diferente (entidades públicas, fondos, fintech, etc…) y los proveedores, que suelen dar crédito en función de los límites que les marca su compañía de seguro de crédito.
Cada uno de estos agentes estudia la información económico-financiera pública disponible y la que la empresa les suministra, y nos clasifica subjetivamente otorgándonos un determinado nivel de solvencia. Lo que marcará si nos dan crédito, o no, el límite, las garantías que la cubrirán en caso de posibles incumplimientos y su precio; una variable de la ecuación que afecta directamente al bolsillo y que después de unos años en los que la falta de liquidez casi no diferenciaba entre diferentes clasificaciones de riesgo, actualmente sí existe una horquilla de tipo de interés muy diferentes entre empresas.
Actualmente los bancos y agentes de crédito están ansiosos de prestar dinero, aunque solo a proyectos contrastados y solventes. Y conocer la manera en que cada entidad financiera estudia la concesión de crédito, cuales son sus criterios de riesgo, que parámetros miden sus modelos estadísticos y que objetivos tiene para cada periodo, es básico para diseñar una estrategia de comunicación adecuada.
Es por eso que la manera de preparar i de transmitir esa información para nuestros acreedores es crucial; no solo para acceder al crédito, si no para que este sea lo más barato posible (permitiendo recuperar el coste de preparar esa información y mejorando la rentabilidad de la empresa y del accionista).
Para ello la administración de esta información debe verse como una herramienta de gestión, no solo como un mero trámite para preparar las obligaciones mercantiles de la empresa. Saber escoger los criterios contables y fiscales adecuados y establecer una planificación económico-financiera que nos permita no solo proyectar los flujos futuros si no que ayude a tomar decisiones, diseñando ese futuro, permitiéndonos tener el control sobre nuestras fuentes de financiación y transmitiendo así la imagen de profesionalidad, seguridad y confianza a nuestros acreedores.
Borja Termes / TOM Consulting